Un aporte de: Venezuela libre
La política fiscal es una de las herramientas más poderosas que tienen los gobiernos para influir en la economía. En los regímenes populistas y de ultraizquierda, esta herramienta suele utilizarse con un patrón predecible: altos niveles de gasto público financiados por impuestos y deuda, cuando se agotan los ingresos por exportación de materias primas. Lo que genera un crecimiento artificial en el corto plazo, pero deja un legado de crisis económica a largo plazo. El caso de Ecuador entre 2007 y 2017 es un ejemplo claro de esta dinámica, pero no es el único. Veamos cómo funciona este modelo y por qué suele repetirse en distintos países.
Gasto público como motor político y económico
Los gobiernos populistas que existen de varios
colores, suelen basar su popularidad en la expansión del gasto público.
Programas sociales, bonos, obras de infraestructura, subsidios y aumentos en el
empleo estatal son medidas recurrentes que generan una sensación de
prosperidad. En Ecuador, Venezuela y Argentina, son claros ejemplos, inician invirtiendo
o diciendo que van a invertir en mega obras, en carreteras, hospitales y
educación, utilizando los altos ingresos petroleros en el caso de Ecuador y Venezuela
y una serie de reformas tributarias para financiar esta expansión.
Sin embargo, esta estrategia tiene un problema
estructural: el gasto suele crecer más rápido que los ingresos. En momentos de
bonanza económica, parece sostenible, pero cuando los ingresos caen (por
ejemplo, por una baja en el precio de materias primas como el petróleo), el
déficit se hace evidente.
El recurso fácil: Subir impuestos
Cuando los ingresos fiscales no alcanzan para
cubrir el gasto, los gobiernos recurren al aumento de impuestos. Las
administraciones populistas justifican estas medidas bajo el argumento de la
redistribución de la riqueza, lo que les permite mantener el respaldo popular,
lo más cercano el Brasil de Lula Da Silva con un IVA entre 17 y 18 por ciento
con valores cercanos al 25% en ciertos bienes. Sin embargo, este enfoque genera
efectos adversos:
- Menor
inversión privada: La carga tributaria excesiva desincentiva la
inversión y la creación de empleo.
- Evasión
y distorsiones económicas: A medida que los impuestos aumentan, la
evasión fiscal se vuelve más común y las empresas buscan estrategias para
minimizar su carga tributaria, lo que reduce la recaudación efectiva.
- Desaceleración
económica: Un
Estado que consume una gran parte de los ingresos nacionales deja menos
margen para el crecimiento del sector privado.
En el caso ecuatoriano, las reformas tributarias
iniciales ayudaron a sostener el gasto en los primeros años, pero cuando la
economía empezó a desacelerarse, los ingresos ya no fueron suficientes.
El endeudamiento: Un círculo vicioso
Cuando el aumento de impuestos no es suficiente
para sostener el gasto público, el siguiente paso es recurrir al endeudamiento.
En Ecuador, la deuda pública pasó de 15 mil millones de dólares en 2007 a casi
50 mil millones en 2017, y sigue creciendo por el efecto arrastre del gasto
público atado a una Constitución que lo promueve. Este mismo fenómeno se ha
observado en otros países con gobiernos de ideología similar, como Argentina o
Venezuela.
Los problemas del endeudamiento en estos regímenes
radican en dos factores:
- Altas
tasas de interés y condiciones desfavorables: Al perder credibilidad en
los mercados financieros, estos gobiernos deben recurrir a préstamos con
tasas cada vez más altas y plazos más cortos.
- Compromiso
de recursos estratégicos: Como el crédito barato se agota, buscan
alternativas como acuerdos donde entregan petróleo, minerales u otros
recursos estratégicos a cambio de financiamiento.
El resultado es que la deuda se convierte en una
carga insostenible, lo que lleva a crisis de liquidez y dependencia de organismos
internacionales o prestamistas con condiciones desfavorables, disparan el
riesgo país y hacen que acceder a crédito sea caro.
Déficit fiscal y crisis económica
El exceso de gasto, los impuestos crecientes y la
deuda descontrolada conducen inevitablemente a un déficit fiscal estructural.
Cuando los ingresos son insuficientes para cubrir los gastos, el Estado entra
en un círculo de financiamiento basado en más endeudamiento. En Ecuador, para
2017 el déficit fiscal aún superaba los 1,65 mil millones de dólares en el
último trimestre del año, con una deuda que representaba la mitad del PIB. Cifra
que en el 2025 puede estar alrededor de los 5 mil millones.
Este patrón se ha repetido en países con modelos
similares:
- Argentina: Con recurrentes crisis de
deuda, déficit fiscal elevado y políticas de control de precios e
impuestos excesivos.
- Venezuela: Donde el gasto estatal
descontrolado, sumado a expropiaciones y dependencia del petróleo, llevó a
una crisis inflacionaria sin precedentes.
Cuando la deuda ya no es sostenible, las opciones
se reducen a:
- Recortes
abruptos en el gasto público, generando crisis sociales.
- Más
impuestos, lo que asfixia aún más la economía.
- Default
o reestructuración de la deuda, lo que afecta la confianza de los
inversionistas y el acceso a nuevos créditos.
Lecciones aprendidas
Los gobiernos populistas y de ultraizquierda
tienden a repetir el mismo patrón en el uso de la política fiscal: gasto
público excesivo, aumento de impuestos, endeudamiento descontrolado y crisis
fiscal. La lección fundamental es que la estabilidad económica no se puede
construir únicamente sobre el gasto estatal. La inversión responsable, la
diversificación de ingresos y una política fiscal sostenible son claves para
evitar el colapso financiero.
Países que han logrado esquivar este ciclo han
apostado por modelos más equilibrados, donde el gasto público se ajusta a los
ingresos, la inversión privada es incentivada y el endeudamiento se maneja con
criterios de sostenibilidad. La historia demuestra que el populismo fiscal trae
consigo un costo elevado que, tarde o temprano, termina pagando la sociedad.
Sin embargo, el antídoto más importante es dudar de
lo que ofrecen los políticos en elecciones. No creas que más subsidios y bonos
se sostienen en el tiempo, revisa como lo van a financiar y que medidas pueden
tomar.
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