Introducción: olvidemos los mitos de la escasez
Seguramente has escuchado frases como “con más gente, menos recursos” o “redistribuir la riqueza es la solución”. ¿Pero qué tan cierto es eso? Hoy vamos a romper esos mitos con datos reales y ejemplos que demuestran cómo la vida —en términos de bienes básicos— sí ha mejorado, a pesar del crecimiento poblacional.
1. El Índice Simón de Abundancia (ISA), al rescate
Creado por Gale L. Pooley y Marian L. Tupy para medir cómo varía la abundancia de 50 recursos básicos (como alimentos, energía, metales) mientras crece la población mundial, el ISA toma como año base 1980 (valor = 100). En 2024 alcanzó 618,4, lo que equivale a un aumento del 518,4 %.
¿En qué significa que esa cifra aumentó tanto? Significa que hay más comida, más materiales, más energía, respecto a 1980, mientras seguimos siendo más personas.
2. ¿Cómo es posible?
Julian Simon, economista e inspiración del ISA, decía que los recursos más valiosos no son los minerales, sino… nosotros, las personas. ¿Por qué? Porque somos la fuente de la creatividad, de los inventos y de los avances tecnológicos .
Un buen ejemplo:
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Fertilizantes: Antes se usaba estiércol, luego el guano peruano, y en siglo XX llegó el proceso Haber‑Bosch: convierte nitrógeno del aire en fertilizantes sintéticos. De eso depende gran parte de la comida mundial. Este descubrimiento permitió que la producción alimentaria mantenga a unos 8 mil millones de personas, en lugar de solo 4 mil millones.
Gracias a la innovación, el “precio en tiempo” (qué tanto debes trabajar para comprar algo) de los fertilizantes bajó 56,4 % desde 1980: ahora con el mismo esfuerzo laboral se compra 2,2 veces más fertilizante.
3. ¿Qué es el “precio en tiempo”?
Es una forma intuitiva de medir el costo real de los productos: horas de trabajo requeridas para comprarlos. Si hoy trabajas menos para adquirir lo que antes costaba más tiempo, estás mejorando tu nivel de vida. Desde 1980, el precio en tiempo promedio de esos 50 bienes básicos cayó 70,4 % —¡más del doble de recursos por la misma jornada!.
4. La superabundancia y sus beneficios
No sólo hay más recursos. La población creció un 82,9 % desde 1980 (de 4 444 millones a 8 126 millones)—pero la abundancia personal creció 238,1 %.
¿Por qué importa? Porque implica que:
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Vivimos con más comodidad.
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Tenemos más acceso a alimentos, energía, transporte, tecnología.
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La innovación genera más posibilidades de desarrollo.
Ejemplo cercano: las naranjas. En 2024, si bien ha habido altibajos, su precio en tiempo ha caído un 1,56 % anual desde 1980. Aunque un año suba, la tendencia general te permite esperar menos trabajo y más fruta el próximo años .
5. ¿Y la redistribución social?
Parece una buena idea en teoría: compartir riquezas para que todos tengan lo mismo. Pero, en la práctica:
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Reduce los incentivos a crear, emprender o innovar.
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A menudo financia a quienes no aportan (o no quieren aportar).
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Puede frenar el progreso de los que sí trabajan, roban talento y desmotivan a los más capaces.
En cambio, estudios como los del ISA muestran que dejar actuar a las personas, motivarlas y premiarlas es lo que produce más bienestar para todos.
6. Un mundo de oportunidades, no de carencias
Con una economía libre, innovación y esfuerzo humano, hemos:
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Duplicado la abundancia cada 17 años, según el crecimiento compuesto del ISA (4,22 % anual).
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Superado crisis graves: COVID‑19, guerras, desastres naturales… Y aún así hemos seguido creciendo .
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Creado un sistema donde la escasez real, a esta escala, es casi inexistente.
7. ¿Cuál es mi opinión?
Creo que estas estadísticas demuestran dos cosas importantes:
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La creatividad humana importa: no somos consumidores pasivos de recursos, somos transformadores de la realidad, lo hacemos a cada instante, observamos el problema y comenzamos a dar la solución, es un proceso creativo permanente que rompe la explicación estática del comportamiento humano frente a los problemas.
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El control centralizado y la redistribución obligatoria limitan oportunidades. No son la solución para mejorar la calidad de vida; lo es fomentar la libertad, el emprendimiento y la competencia.
Especialmente para los más jóvenes, hay que romper con la idea de que más igualdad se alcanza quitándole a los que generan, y dar importancia a una sociedad que premia el esfuerzo, la creatividad y la innovación.
Conclusión
El Índice Simón de Abundancia muestra que, contrariamente a lo que muchos piensan, la expansión poblacional no conduce a la escasez, sino todo lo contrario: vivimos en una era de superabundancia. Los avances científicos, la economía de mercado y nuestro ingenio —no los planes de redistribución— han sido las claves para mejorar la vida de todos. ¿Quieres un mundo realmente justo? Entonces apuesta por una sociedad que respeta el esfuerzo, incentiva la creatividad y deja que cada uno construya su camino.
- ¿Vas a seguir creyendo en cuentos de escasez y reparto, o te animas a pensar con datos y libertad?
- ¿Te atreves a compartir esta verdad con tus amigos y romper el mito de la redistribución?
Referencia:
https://www.elcato.org/el-indice-simon-de-abundancia-2025?mc_cid=306bda6e3e&mc_eid=8b06f5ac5c.