En la difícil red de la economía
global, la libertad financiera es un soporte fundamental para la estabilidad y el
crecimiento del patrimonio de individuos y empresas. Sin embargo, en los
últimos años, Europa ha avanzado en una tendencia que es preocupante: la limitación
del uso del dinero en efectivo. Argumentada como una estrategia para combatir problemas crecientes como la evasión fiscal y el crimen organizado, esta medida puede representar un
mecanismo de control sobre la libertad de las personas y la autonomía
financiera de los ciudadanos.
La restricción del efectivo: Un cambio significativo en el Sistema Financiero
El dinero en efectivo es un instrumento de independencia financiera. Permite realizar transacciones sin intermediarios, garantiza la privacidad y protege a los ciudadanos contra eventuales bloqueos de cuentas bancarias o controles excesivos por parte de los gobiernos totalitarios. La UE tienen sus propios límites para los pagos en efectivo, que a día de hoy significan la mitad de las transacciones en Europa. Por ejemplo, países como Austria, Irlanda, Escocia, Países Bajos, Luxemburgo, Alemania, Austria y Chipre no tienen restricción en efectivo en su legislación, mientras que, en otros países, por ejemplo, en Francia limita las transacciones de 1000 euros. En Bélgica, Italia y Portugal generan un límite de 3.000 euros en Bélgica, y Polonia permite transacciones en efectivo de hasta 15,000 euros. España continúa y establece un máximo de € 1,000 si desea pagar una compra entre el individuo y la compañía en efectivo.
Desde la crisis financiera de 2008, los gobiernos
han incrementado las regulaciones financieras con el objetivo de fortalecer la
supervisión económica. No obstante, la eliminación
progresiva del efectivo también abre la puerta a un control absoluto del
sistema bancario sobre las transacciones, permitiendo que las autoridades puedan
rastrear, limitar y hasta bloquear los fondos de los ciudadanos en caso de
crisis políticas o financieras.
Un contraste con las Economías de Libre Mercado
En países con una economía de libre
mercado, como Suiza o Estados Unidos, el efectivo sigue teniendo un papel
crucial en la autonomía financiera. La posibilidad de usar dinero físico
garantiza que las personas mantengan el control sobre su riqueza sin depender
completamente de las instituciones bancarias. En contraste, en países donde se
impone un control estricto sobre el flujo del dinero, como China o Venezuela,
la restricción del efectivo ha sido utilizada para vigilar y restringir el
comportamiento económico de los ciudadanos.
Un ejemplo de cómo la restricción del
efectivo puede limitar las libertades individuales se observó en India en 2016,
cuando el gobierno retiró de circulación los billetes de alta denominación para
forzar la bancarización. Esta medida, aunque presentada como una estrategia
contra la corrupción, generó caos económico, afectando principalmente a los
sectores informales y a los ciudadanos sin acceso inmediato a servicios
bancarios.
La oposición de Estados Unidos a una moneda Digital de la Reserva Federal
Recientemente, en 2023, varios
legisladores estadounidenses, incluyendo al presidente de la Reserva Federal,
Jerome Powell, han manifestado su oposición a la emisión de una moneda digital
del banco central (CBDC, por sus siglas en inglés). Argumentan que la
introducción de una moneda electrónica controlada por la Fed podría erosionar
la privacidad financiera y otorgar al gobierno un poder sin precedentes para
rastrear y limitar las transacciones de los ciudadanos.
El debate en EE.UU. se ha centrado en los riesgos que una CBDC podría representar para la autonomía financiera de los ciudadanos, especialmente en un contexto donde gobiernos con mayor control estatal, como China, han implementado sistemas de pagos digitales con mecanismos de vigilancia incorporados. Por ello, en la actualidad el presidente Trump prohíbe a la FED cualquier posibilidad de crear dinero digital en detrimento del físico, una medida a todas luces que favorece la libertad financiera de las personas.
El control de pagos en China y sus implicaciones para la Libertad Financiera
China ha sido pionera en la
implementación de pagos digitales a través de plataformas como WeChat Pay y
Alipay, las cuales procesan la mayoría de las transacciones en el país. Además,
el gobierno chino ha desarrollado su propia moneda digital, el yuan digital,
con un alto nivel de control estatal. Este sistema permite a las autoridades
rastrear cada transacción en tiempo real y, en casos específicos, limitar o
cancelar pagos según criterios políticos o económicos.
Un ejemplo claro del uso de esta tecnología
con fines de control se observó durante las protestas en Hong Kong en 2019,
cuando el gobierno utilizó datos de transacciones electrónicas para identificar
y sancionar a manifestantes. Este modelo de vigilancia financiera representa un
precedente preocupante para otras naciones que buscan reducir el uso del
efectivo y avanzar hacia la digitalización completa del sistema financiero.
¿Moneda Electrónica como Herramienta de Control?
El avance hacia una sociedad sin
efectivo en Europa, combinado con los intentos de algunos gobiernos de imponer
monedas digitales de Banco Central, plantea serias interrogantes sobre la
libertad financiera. Mientras que las democracias tradicionales han promovido
históricamente la diversificación y el acceso a diferentes instrumentos
financieros, la digitalización forzada del dinero podría derivar en un control
sin precedentes sobre las transacciones individuales o crear dinero sin respaldo
en grandes cantidades.
Si bien la digitalización ofrece
ventajas en términos de eficiencia y seguridad, también abre la puerta a
mecanismos de vigilancia que pueden ser utilizados para restringir la autonomía
económica de las personas. La historia ha demostrado que los sistemas
financieros abiertos conducen a mayor prosperidad, estabilidad y bienestar. En
un mundo donde la digitalización financiera es imparable, es crucial encontrar
un equilibrio entre la innovación y la preservación de la libertad económica,
garantizando que el dinero siga siendo un instrumento de autonomía y no un
mecanismo de control.
Muy interesante, el control financiero estaría en manos del Estado
ResponderBorrarLo que habría que analizar es si el lavado activos aumentaría en relación con el control financiero estatal en Ecuador
Para eso existen instituciones como la UAFE en Ecuador por ejemplo, solo es necesario darles recursos.
BorrarExcelente análisis y retrospectiva de casos en Europa, Asia y Norteamérica.
ResponderBorrarConsidero que el control excesivo es un arma de doble filo. Por una parte, quizá permita el rastreo de actividades ilícitas (aunque sabemos que el cuento es otro si hay paraísos fiscales); pero la otra parte, es limitarnos el acceso al efectivo, y con esto deformar las transacciones propias del comercio, el cual, es dinamizado más por la informalidad.
Muy de acuerdo.
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