Durante más de 60 años, el régimen cubano ha utilizado con maestría un relato repetido hasta el cansancio: la culpa de todos los males en la isla es del “bloqueo” estadounidense. Esta narrativa, amplificada sin cuestionamientos por la izquierda internacional y por muchos intelectuales pagados para servir de cajas de resonancia, ha servido como cortina de humo para encubrir una dictadura militar, estatista y represiva, sostenida no por el pueblo, sino por los dólares que entran desde el exterior y por una mano de hierro que castiga cualquier voz disidente.
Embargo, no bloqueo: el eufemismo favorito del castrismo
Cuba no está bloqueada. Está bajo un embargo comercial parcial impuesto por Estados Unidos, que prohíbe ciertas transacciones bilaterales, pero no impide el comercio internacional. La isla mantiene relaciones comerciales activas con decenas de países, incluidos China, Rusia, Venezuela, España, México, Canadá y la Unión Europea, y fácilmente con los dólares o euros suficientes se puede comprar productos importados.
Además, EE. UU. es uno de los mayores proveedores de alimentos y productos agrícolas a Cuba, con exportaciones permitidas bajo licencias humanitarias. Por lo tanto, el embargo no impide ni el comercio ni el acceso a productos básicos. El problema real es la ineficiencia y centralismo brutal del sistema económico cubano que trata de planificar todo.
Las remesas: el salvavidas económico del régimen
Cada año ingresan a Cuba miles de millones de dólares en remesas enviadas por exiliados cubanos que trabajan principalmente en EE. UU. y España. Ese dinero, lejos de beneficiar directamente a las familias, pasa en buena parte por canales controlados por el Estado, mediante tarjetas y tiendas oficiales donde se venden productos a precios inflados en moneda extranjera y que muchas ocasiones son donados por países europeos.
El régimen viene lucrando durante años con estas remesas a través de empresas financieras estatales, transformando la solidaridad de los migrantes en fuente de divisas para sostener la estructura represiva del Partido Comunista.
Turismo y viajes familiares: la otra entrada de oxígeno
Pese al discurso de “bloqueo”, cientos de miles de cubanos residentes en el exterior pueden viajar a la isla, y lo hacen regularmente. El turismo, incluso en años de restricciones, ha sido otra vía importante de ingresos para el régimen, -aunque en los hoteles no se encuentre lo que se necesita frente a los elevados precios que se ponen-, que ofrece paquetes turísticos, hoteles y servicios gestionados directamente por corporaciones militares como GAESA.
¿Y adónde va ese dinero? A las arcas de los militares, no a los trabajadores cubanos, que reciben salarios irrisorios en pesos desvalorizados mientras sus servicios son vendidos en dólares.
Empresas estatales militares: el verdadero pulpo económico de Cuba
La economía cubana no solo está estatizada: está militarizada. Las principales empresas importadoras, exportadoras, cadenas hoteleras, zonas francas, bancos e incluso centros comerciales están bajo el control de GAESA (Grupo de Administración Empresarial S.A.), dirigido por altos mandos militares.
Este conglomerado opera con total opacidad, maneja miles de millones de dólares y no rinde cuentas al pueblo. Así, los generales cubanos son los verdaderos capitalistas en una economía donde el resto de los ciudadanos tienen prohibido generar riqueza propia.
La izquierda internacional y el “manual del idiota útil”
Mientras los cubanos hacen colas para comprar pan, la izquierda internacional celebra la supuesta “resistencia revolucionaria” de la isla. Ignoran a propósito la represión, el desabastecimiento, la falta de libertades y el éxodo desesperado, y en su lugar repiten frases de manual: “el imperialismo”, “la dignidad”, “la soberanía”.
Lo que no dicen es que esa soberanía se usa para vigilar, encarcelar y empobrecer al pueblo, mientras una cúpula vive como oligarquía de Estado. Esta complicidad ideológica ha sido decisiva para mantener al régimen cubano con legitimidad internacional entre círculos progresistas y en organismos como la OEA y la ONU.
La verdadera lucha: ni bloqueo, ni excusas
Cuba no necesita más excusas. Necesita libertad de prensa, de asociación, de empresa y de pensamiento. Necesita elecciones libres, propiedad privada, independencia judicial y democracia. Pero mientras exista una izquierda que justifique la tiranía en nombre del antiimperialismo, el pueblo cubano seguirá encadenado… y el castrismo que sigue con el nombre de Díaz Canel, financiado.
📢 Si crees que la dignidad no puede construirse sobre la miseria planificada, comparte esta entrada. Cuba merece libertad, no lecciones de marxismo reciclado.
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